Periodismo y postverdad

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Publicado por Mundo Obrero

Mayo 2017

El orden del discurso de la postverdad es propio del negacionismo: negación de la prueba y evidencia empírica, del reino de la razón contra la barbarie, de la vida contra el fascismo de los buitres de Wall Street y los macarras de la moral del Tea Party y los escuadrones de la muerte al servicio del orden global. Hoy que los periodistas de Panamá Papers han sido reconocidos con el Pulitzer, pensar el periodismo como garante de la veracidad significa asumir que tal lógica es sintomática de una irremediable crisis de identidad de la prensa. Por ello, del mismo modo que el dicho la bolsa o la vida nos sitúa ante la contradicción de la afirmación de la existencia real y concreta contra la lógica especulativa del capital, confrontar hoy el periodismo con las prácticas manipuladoras del modelo de propaganda pasa por asumir cinco lecciones básicas:

1. La acumulación por desposesión exige la máxima opacidad posible. El proceso de expansión del Capital Financiero requiere a tal fin un periodismo de investigación sumiso.

2. La cobertura periodística de los medios mainstream reproduce el sesgo que hace posible el limitado alcance del periodismo de revelación pues renuncian a reconocer que la primera libertad de prensa consiste justamente en no ser una industria (Marx dixit).

3. La hipótesis Cebrián es la norma de la mediación informativa en la era postverdad. La coalición de intereses entre capital financiero y crimen organizado se basa en el dominio del secreto gracias a la cooptación de los directivos y editores de medios, beneficiarios directos de la lógica imperante de valor según la cual uno vale por lo que conoce y calla, en perjuicio, claro está, de los sectores populares.

4. Los casos WikiLeaks y Snowden dan cuenta no obstante de la emergencia de una nueva práctica informativa que, en sí misma, no garantiza la mejora de la cobertura de los medios dominantes, pero que al menos demuestra la posibilidad de otra forma de producción.

5. La opacidad de los grandes capitales sigue ajena mientras tanto al escrutinio de la prensa, supuestamente libre, imperando una reproducción, como en el flujo de la información internacional, del Norte al Sur y de  arriba hacia abajo.

La democracia digital, que carcome el orden e imaginario decimonónico liberal, exige hoy repensar un concepto de libertad de expresión que trascienda las nociones dominantes de free flow information. Esta tarea es, sin  duda alguna, estratégica. Actualmente, en las redacciones, falta corazón e inteligencia, como también memoria, una facultad cognitiva directamente conectada con el pensamiento crítico y la creatividad. En la regeneración democrática del periodismo, urge volver a las fuentes, cultivar la crónica y el background, elementos paulatinamente relegados por el dominio de la información de gabinete adulterada. Frente al modelo fordista de producción de información basura, reivindicar la cultura o espíritu hacker como virtud de los comunes, como ejercicio deontológico de la compasión, como la pasión, en fin, compartida, ahora que falta corazón y músculo en el periodismo, se ha vuelto por lo mismo una demanda perentoria que, se ha demostrado, tiene el refrendo del público en lo que algunos denominan periodismo reposado, narrativo o artesanal. Si como decía Debord, y hoy replica Bifo, la cultura videogame, en esta era del disimulo y la mímesis estéril de la representación como dominio, es propia de una lógica imperial cuyo principal resultado es la imposición de una cultura sedada, impávida y amedrentada, que nos convierte en ilotas o esclavos de la maquinaria de guerra del capital, hoy más que nunca sabemos, más allá de las versiones prefabricadas sobre Siria o Venezuela, que otro Periodismo Real Ya es posible.

La racionalidad de la infoxicación en la que estamos inmersos contrasta con el proceso de transición en el que cada día es más evidente la necesidad de recuperar la comunicación de forma mancomunada, construir un nuevo imaginario y una narrativa del cambio social participado y plural. Este proceso no tiene relación, desde luego, con el descrédito que hoy vive la profesión, que, de acuerdo a los sondeos del CIS, por poner el ejemplo de España, tiene una aceptación y reconocimiento mínimos. La crisis de confianza que vive el periodismo cobra mayor relieve cuando hacemos memoria histórica y recuperamos del baúl de los recuerdos páginas brillantes y heroicas sobre cómo transgredir la censura e informar con criterio, confianza y voluntad de servicio público. Lo contrario a una agenda que rompe, fija y, como reza la Real Academia, da esplendor es lo  que vivimos en nuestros días con la inercia autista de un periodismo que hace válida la profecía que se reproduce en medio del control oligopólico del sector y el sometimiento al capital financiero.

Pese al pesimismo hoy reinante en  la profesión, algunos estamos convencidos que aún es posible corregir tales inercias. Todavía podemos abrir un espacio común para formar, informar y fortalecer la autodeterminación de la ciudadanía, como en parte han hecho iniciativas del tipo periodismo humano. Pero para ello es preciso que se dé cuando menos una condición: la voluntad política de los profesionales pues son ellos quienes tienen la primera palabra, y desde luego –recordemos– no la última. La cuestión es si el campo profesional está dispuesto a tomar el testigo o si ya aceptaron definitivamente la derrota del oficio. Sea cual fuere el resultado a dirimir a este respecto, es evidente, para el caso, que el futuro de la información pasa por articular los puentes de diálogo con la ciudadanía, con medios y mediadores conectados, imbricados socialmente, con las puertas abiertas a ‘todos’ y a ‘todas’. No otra cosa es la democracia y la razón de ser del periodismo. Recordemos, parafraseando al bueno de Kapuscinski: no hay mejor pasión que la compartida y la compasiva. Sabemos que el pensamiento, como el deseo, es, por definición, una práctica arriesgada; pero solo asumiendo este riesgo, la humanidad podrá caminar por las alamedas de la libertad de un periodismo de los bienes comunes en tiempos de falsificaciones y construcción del sentido a lo Trump.

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Assange

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Publicado por Mundo Obrero

Abril 2017

Bienvenidos al desierto de lo real. Ya sabíamos que la información es poder y que la captura del código es central en el nuevo régimen de mediación social. Apenas hoy constatamos, con Wikileaks, las formas de operación y control de la CIA. Una revelación por la que la mayoría de la población empieza a ser consciente de la era ‘Gran Hermano’. Los estudios sobre las formas de hegemonía en la comunicación mundial siempre demostraron cómo la necesidad del sistema de comando integrado de imponer y propiciar la devastadora lógica de dominio, o seguridad total, se traduce en una política de colonización de la esfera pública que extiende la política de la información de las “bellas mentiras” como relato único y verdadero de los acontecimientos históricos. Y ello, incluso, a condición de planificar y producir masivamente programas de terror mediático y militar para cubrir los objetivos imperiales, anulando todo resquicio de crítica y pluralismo informativo. Solo si subvertimos nuestra posición de observadores y hacemos un sereno y agudo análisis sobre las formas de producción del consenso en las democracias occidentales –tal y como lo hace en su libro Un mundo vigilado Armand Mattelart–, podremos entender cómo en la reciente historia existe una delgada línea roja que vincula las formas de gestión de la opinión pública del modelo angloamericano con el sistema de propaganda de Goebbels; una lógica instrumental que liga el régimen fascista con la voluntad de poder del gobierno imperial; a Dovifat y la dirección de la opinión pública con Lippmann y la producción del consentimiento; y la política de terrorismo y delaciones nazi, con la red de inteligencia y videovigilancia global que extiende el complejo industrial-militar del Pentágono.

Trasla lectura atenta del nuevo volumen de Ignacio Ramonet sobre La sociedad vigilada o el trabajo de André Vitalis y Armand Mattelart De Orwell al cibercontrol, el campo académico de la comunicación y la izquierda debería replantearse la función que desempeña en este escenario la cultura “Big Data”. Sabemos que las redes telemáticas están subvirtiendo la democracia, siempre lo han hecho: las redes electrónicas y los nuevos sistemas de comunicación son manifiestamente incompatibles con el diálogo político; la fragmentación y dispersión del espacio público es hoy la norma; el control de las redes a través de programas como Echelon amplía los sistemas de vigilancia y dominio del espacio privado de la comunicación; mientras que la instrumentación mercadológica de la democracia digital en los procesos de elección vacía de contenido público la participación ciudadana.

Dice Debord que la era de la visibilidad y del espectáculo es la era no de la transparencia sino del secreto. En palabras de Žižek, cuando más alienada, espontánea y transparente es nuestra experiencia, más se ve regulada y controlada por la invisible red de agencias estatales y grandes compañías que signan sus prioridades secretas. El empeño por gestionar la opinión pública no es, sin embargo, reciente. Ya el padre de los estudios de opinión pública en Estados Unidos, Walter Lippmann, calificaba como “lamentable proceso de democratización de la guerra y de la paz” la participación ciudadana, a través de la prensa y el debate público, en los asuntos de interés general que conciernen a la organización del Estado y su política exterior, por lo que –naturalmente– había que procurar fabricar el consenso, impedir la mediatización pública por el vulgo en los asuntos estratégicos que deben definir las élites. La llamada “guerra contra el terrorismo” se basa en este principio y proyecta, en el mismo sentido, un modelo de mediación informativa opaco y concentrado que ha permitido desplegar (en las intervenciones contra los llamados “enemigos de la democracia”) diversas estrategias de terror planificado. La que hoy denominamos Sociedad de la Información amplifica, de hecho, los dispositivos de poder y normalización de la comunicación como dominio.

Por ello, de acuerdo con Žižek, Assange representa una nueva práctica de comunismo que democratiza la información. Lo público sólo se salvará por la épica de los héroes de la civilización tecnológica. Assange, Manning y Snowden son, como sentencia Žižek, “casos ejemplares de la nueva ética que corresponde a nuestra época digital”. Como espía del pueblo, la autonegación de Assange es la épica del héroe que socava la lógica del secreto para afirmar la publicidad por razones geopolíticas y de derechos. Sobre todo del derecho a tener derechos, frente al discurso cínico de la Casa Blanca que Wikileaks revela deconstruyendo, punto a punto, documento a documento, la vergüenza de un orden social arbitrario. No es casual, por lo mismo, que un candidato de la banca como Guillermo Lasso, en Ecuador, asegure, fiel a la Doctrina Monroe, que si accede a la presidencia retirará el asilo a Julian Assange.

Quienes hemos participado en la campaña internacional por la libertad del fundador de Wikileaks (https://www.freeassangenow.org) sabemos que en esta lucha nosjugamos el futuro de la democracia y de los derechos humanos. En la era de la “videovigilancia global”, la defensa de Assange es la protección de todos contra la NSA y la clase estabilizadora del aparato político de terror que trabaja al servicio del muro de Wall Street: urbi et orbi, como el capital circulante.

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Tecnopolítica

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Publicado por Mundo Obrero Marzo 2017

De Obama a Trump, de Facebook a Twitter, de la cultura underground situacionista al movimiento Yo Soy132 o la guerrilla semiótica de la cibercultura graffiti, las nuevas tecnologías de la información han modificado, estructuralmente, las formas de organización y acción política. Algunos sitúan el punto de inflexión de esta mudanza en el levantamiento zapatista (1994), pero sabemos que existe una amplia experiencia acumulada, desde la década de los sesenta, en materia de comunicación popular y alternativa. Las experiencias que hoy proliferan en la era digital no hacen sino actualizar las formas de interlocución que los grupos subalternos siempre han procurado articular para favorecer procesos de empoderamiento. Lo novedoso hoy es sólo que, paulatinamente, estas nuevas lógicas de representación horadan las bases institucionales de empresas como Televisa o Globo, modelos arquetípicos del sistema jerárquico de control de las imágenes y los discursos públicos en América Latina, por no mencionar el caso español del imperio PRISA. Es en este marco donde las redes sociales alcanzan su verdadera importancia como medios o canales alternativos de información. Y el que favorece, en España y otros espacios geopolíticos del Norte y Sur globales, el despliegue de formas autónomas y mancomunadas de tecnopolítica, inéditas en la historia moderna del capitalismo por su impacto y proyección. De hecho, ello ha significado, en la práctica, un cuestionamiento de las teorías al uso de la acción colectiva y el conflicto social.

Desde el punto de vista de las lógicas propias de la cultura digital, hoy más que nunca somos conscientes que es preciso perfilar nuevas matrices y un pensamiento propio a partir de un enfoque productivo, capaz de romper con la racionalidad binaria y externalizada del mediactivismo como un simple proceso de apropiación, resistencia y oportunidad política. En Latinoamérica y el Caribe, hemos constatado, como con el 15M en España, que existen diferentes prácticas políticas, poco o nada consideradas por las fuerzas tradicionales de la izquierda, y menos aún por la Academia, pese a la constatación de que este tipo de prácticas apuntan la emergencia de otra narrativa y modelo de organización del bien común. Por ello, constituimos desde COMPOLITICAS (www.compoliticas.org) el Grupo de Trabajo sobre Tecnopolítica, cultura digital y ciudadanía (CLACSO), y la red de pensamiento y activismo social TECNOPOLITICAS (http://www.tecnopoliticas.org/). Satisface saber que estos esfuerzos empiezan a dejar de ser iniciativas aisladas. Movimientos políticos y sociales como IU han adquirido plena conciencia de esta mudanza en las formas de decir y hacer política por parte de una nueva generación de militantes. Las últimas campañas electorales han sido un claro ejemplo de haber aprendido a leer en la historia en movimiento los radicales cambios experimentados en las formas contemporáneas de mediación social. En otras palabras, Clara Alonso y el equipo de La Cueva, estas semanas de gira para capacitar cuadros y responsables de comunicación, han demostrado que si se quiere se puede. Que es posible un dominio de la técnica (solvencia) con fines emancipatorios, que no hay cambio social sin consistencia (rigor) en las formas de articulación social. Que transformar la vida exige creatividad (innovación) en las formas de informar y debatir. Y que toda política alternativa pasa, en términos gramscianos, por un esfuerzo de pedagogía democrática.

Si el problema de la comunicación y la cultura en nuestro tiempo es la lucha por el código, por la apropiación de lo inmaterial, por el patrimonio cultural común, objeto a su vez de un intensivo intercambio, el reconocimiento y valoración de las diversas formas de autoproducción (de las favelas y el sector terciario informal a los jóvenes conectados para ejercer la libertad de intercambio) que hoy reivindican y practican los nuevos actores políticos en la red, exige, a nuestro entender, que problematicemos estos procesos para garantizar una esfera pública que reconozca las dimensiones productivas de la ciudadanía frente al modelo tradicional de centralización y apropiación de los bienes comunes, empezando por la propia comunicación. En este punto, la renuncia a cuestionar el sistema de patentes y de derechos de propiedad intelectual socava las posibilidades del pacto social necesario para la realización de los derechos culturales. Por ello, no es posible pensar un proyecto de democracia participativa en la galaxia Internet sin impugnar el actual sistema internacional de regulación de estos derechos, bajo la influencia de un organismo como la UIT y de Estados Unidos, que obviamente no están dispuestos a tolerar un espacio libre y socializado. A lo largo y ancho del planeta, se viene procurando organizar por lo mismo un Foro Social de Internet que contribuya al diseño de un modelo de gobernanza abierto, libre y democrático. ALAI y MEDIALAB UIO organizan en junio, en CIESPAL, una primera convocatoria regional que esperamos ayude a perfilar una hoja de ruta, mientras, desde la periferia, desde el Sur y desde abajo, pensamos cómo reinventar las formas de representarnos: la estética, el decir y el hacer para la libertad. No es poca cosa, créanme.

Tomado de Mundo Obrero. Leer el pdf.

Elecciones en Ecuador, el choque de dos modelos de país en medio de una campaña sucia de la oposición

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Analía Minteguiaga, directora (e) del IAEN, y Francisco Sierra, investigador del Instituto Universitario de Estudios sobre América Latina. / Foto: Micaela Ayala-Andes

Quito, 15 feb (Andes) – Dos académicos realizaron un análisis de la importancia de las elecciones que se llevarán a cabo este domingo en Ecuador, en la práctica el choque de dos modelos de país, en una campaña enlodada por una virulenta campaña sucia ante la carencia de propuestas de la oposición y el esfuerzo de la candidatura oficialista por diferenciarse y exponer los logros alcanzados y la necesidad de la continuidad del proyecto de Revolución Ciudadana.

Analía Minteguiaga, directora del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), y Francisco Sierra Caballero, investigador del Instituto Universitario de Estudios sobre América Latina, analizaron en el programa “Ecuador no para”, transmitido por TeleCiudadana en coproducción con ANDES aspectos del desarrollo de la campaña electoral enlodada por “denuncias” de la oposición que en muchos casos no han sido acompañadas del debido sustento.

Sierra dijo que el tema de la corrupción se convierte en el eje central de campaña justamente por la ausencia de propuestas de parte de la oposición.

“En retorica el ataque ad hominem se utiliza cuando no se tiene ya ningún argumento. Cuando no tienes una justificativa racional, una propuesta, una iniciativa política, la fórmula más sencilla es descalificar al adversario”, sostuvo el académico quien añadió que estos ataques  pueden tener efectividad desde el punto de vista electoral.

Dijo que normalmente el discurso de la corrupción es un discurso conservador que genera desconfianza, que amenaza en algunos casos. “El discurso cínico de la corrupción genera una animadversión ante lo público, lo político y por lo tanto socava las bases de la propia democracia”, manifestó.

Recordó que desde que inició el proceso de la Revolución Ciudadana –como se conoce en el país al proyecto que lidera el presidente Rafael Correa- se ha tenido que enfrentar a la desinformación y mencionó que la estrategia pasa por descalificar a quien tiene una propuesta, un proyecto de país.

Minteguiaga expuso que no significa que la corrupción no sea relevante y tenga que estar en la agenda, pero hay que tener cuidado cuando asume formas como las que se están viendo que rompen el estado de derecho, quiebran la división de poderes, y se pretende usar para proscribir candidaturas.

A su criterio se trata de imponer un estado de excepción bajo el argumento de la lucha contra corrupción.

En ese caso, sostuvo, algún actor, algún poder (en este caso judicial o mediático) se constituye en el garante de ese régimen.  Con eso se justifica hacer “casi lo que quiere”, imponer prisiones preventivas, no seguir el debido proceso, y la espectacularización de la justicia.

Este estado de excepción al que se refiere Minteguiaga es en muchos casos un pretexto de las élites para llegar al poder de manera antidemocrática ante la falta de opciones de hacerlo por la vía democrática.

Citó como ejemplo el caso de Brasil, donde se pretende bloquear la posibilidad de que el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva se presente como candidato en 2018, y la persecusion en Argentina contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Sierra dijo que en este sentido se crea un framing (encuadre), un marco distorsionado e interesado en la ciudadanía sobre la corrupción. “Hay que tener cuidado con ciertos discursos como la corrupción porque normalmente va precedido del facismo, del golpismo y de medidas autoritarias”, advirtió.

Campaña sucia

La directora del IAEN dijo que hay que prestar atención cómo se desarrollan las campañas electorales y en qué medida se permite que los ciudadanos puedan tener información fiable, verdadera, y reducir al máximo la manipulación política electoral.

“Creo que esta campaña electoral en Ecuador ha tenido quizás los peores vicios en términos de información falsa, de denuncias, de utilización de todo tipo de calumnias para desacreditar al oponente. Hemos visto lo que en ciencia política se habla de una guerra amigo-enemigo, y no de adversarios. Es decir, acá lo que se intenta es destruir, anular, aniquilar al opositor”, dijo Minteguiaga.

Lamentó que se esté llegando a un un punto donde los regímenes democráticos están perdiendo la capacidad de tener campañas donde la gente pueda elegir entre opciones y programas de gobierno diferentes.

“Estamos llegando a un punto donde vale todo, donde es una guerra sin cuartel (…) La corrupción se convirtió en una justificación del estado de excepción donde todos pueden hacer lo que quieran”, recalcó.

 “Tenemos que tener muchísimo cuidado, prestar mucha atención y aprender del pasado, cuando las élites que han ejercido históricamente el poder sienten que no pueden bajo el régimen democrático, quiebran de alguna manera el régimen democrático. No lo pueden hacer ahorita bajo sistemas militares, bajo un golpe de Estado militar, y buscan otras formas”, agregó.

Sierra apostilló que en política es mucho más fácil destruir que construir y dijo que todavía las elites y la derecha siguen siendo antidemocráticas en América Latina, no respetan que un gobierno de las mayorías esté en el poder porque lo tilda de populista o autoritario y solo es legítimo si pertenece a ese grupo social.

Importancia de la elección en Ecuador

Minteguiaga dijo que la elección de este domingo en Ecuador es relevante no solo para el país sino oara América Latina es relevante porque es una experiencia de gobierno progresista, de izquierda, que está planteando la posibilidad de una continuidad en el marco de lo que ha sucedido en otros países de la región donde ese tipo de procesos se ha truncado por diversas causas.

Los panelistas junto a Marco Antonio Bravo, conductor del programa Ecuador No Para. / Foto: Micaela Ayala-Andes

Argentina y Brasil son un ejemplo contundente de lo que puede llegar a pasar si llegan al poder coaliciones de derecha o centro derecha, sostuvo. El caso de Mauricio Macri, en Argentina, es paradigmático porque llegó al poder con un discurso que retoma los postulados de los gobiernos progresistas pero una vez en  funciones cambió automáticamente su agenda.

“El caso de Argentina es llamativo porque en el último año y medio prácticamente ha desarmado toda la agenda de política social y laboral que se venía gestando los últimos once años con efectos e impactos en la constitución de los estados de bienestar que ha sido terrible: aumento de desempleo, de la pobreza, en el campo de la educación y la salud pública”, expuso.

Por eso señaló que lo que suceda en Ecuador hay que verlo desde esa perspectiva, las opciones son dos modelos de país.

Sierra consideró que es una elección “encrucijada” que pone en juego el fin del ciclo progresista y el retorno a las recetas neoliberales.

De este punto de inflexión va a depender el futuro de la Unasur, del regionalismo y la integración latinoamericana y el reforzamiento de la alianza entre países.

Destacó que los indicadores de eficiencia, justicia e igualdad del gobierno de Correa “son incontestables” y citó otros elementos como el manejo económico, el incremento del PIB, condiciones de desarrollo estructural de la economía que para el ciclo de los próximos 20 o 30 años va a ser un proceso histórico.

No obstante, no descartó que pese a esos logros puede haber votos en contrario debido a las campañas de marketing que hacen un “borrado de la historia” en los que esos elementos que son objetivos, evidentes, pueden echarse al traste por el deseo de un cambio.

En ese sentido, citó el caso de Macri que proclamó el cambio en su discurso y en la práctica hizo “exactamente lo contrario”.

“Este es un elemento de calidad democrática preocupante; cuando los procesos electorales no tienen garantías para que los ciudadanos una vez que voten pueda tener dispositivos de participación y control democrático. Evidentemente uno puede prometer un millón de empleos en la campaña y luego destruir justamente un millón de empleos. Lo hemos vivido en países como en España y en Suramérica se han vivido casos muy ilustrativos de lo que significa esa dimensión subjetiva”, planteó.

Este tipo de campañas, donde se enfrentan propuestas vacías de contenidos, sirven para disputar el sentido qué entendemos como país, dijo Sierra.

“Porque por mucho que tengamos elementos objetivos de política pública en crecimiento, igualdad, progreso, desarrollo, de fortalecimiento de país y Estado, la gente puede votar por simplemente una proclama, un slogan  o por deseo, desgaste, abatimiento sobre un proyecto”, reflexionó.

El analista consideró, sin embargo, que no se puede hablar de un fin de ciclo porque la mayoría de países que han tenido gobiernos progresistas siguen teniendo confianza, un capital acumulado en términos políticos que en algunos casos se van a recuperar.

/ar

Tomado de Agencia ANDES: https://www.andes.info.ec/es/noticias/elecciones-ecuador-choque-dos-modelos-pais-medio-campana-sucia-oposicion.html

Derecho a la comunicación. Procesos regulatorios y democracia en América Latina y Ecuador

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Este libro analiza los procesos regulatorios emprendidos en América Latina para garantizar el ejercicio del Derecho a la Comunicación durante las dos primeras décadas del siglo XXI. Dicho periodo se caracteriza por importantes cambios en la configuración de los regímenes políticos y estructuras socioeconómicas de algunos países del subcontinente, que favorecieron reformas de calado en los marcos normativos e institucionales en torno a los medios masivos de comunicación, los servicios de telecomunicaciones, el acceso a la información, entre otras demandas que venían planteándose desde la década de los años setenta, ante una estructura real de la información contraria a la soberanía y a la voluntad liberadora de los pueblos latinoamericanos.

El volumen repasa críticamente los alcances, los límites y las contradicciones de las legislaciones y políticas públicas aprobadas en Ecuador, México, Ururguay y Venezuela para corregir asimetrías tanto en la generación como en la distribución de contenidos, la inclusión de grupos históricamente relegados de las plataformas de expresión, entre otros temas.  Se revisa la coyuntura política de Argentina, donde se observan nuevas disputas que tiene origen en la regresión del proceso de democratización de la comunicación; la complejidad de la configuración de los medios comunitarios en Colombia y, finalmente, las paradojjas y desafíos de las políticas de comunicación en Cuba, Brasil y Chile. De esta forma, las reflexiones contenidas en el texto ayudan a comprender los procesos regulatorios en la región, enmarcados en un contexto de amplias deliberaciones y disputas políticas.

Pensadores y artistas de la región se reúnen en Quito

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En la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), en Quito, se realiza el foro. Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO

Redacción Actualidad

Con el auditorio Benjamín Carrión lleno ayer empezó en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) el Encuentro de artistas e intelectuales por el futuro de Ecuador y América Latina, en el cual se abordaron las actuales amenazas de los proyectos políticos progresistas de la región y se planteó apoyar la candidatura de Lenín Moreno.

Raúl Pérez Torres, presidente de la CCE, inauguró la reunión y señaló que “considera necesario debatir los temas que merecen de un pensamiento crítico y riguroso, como es la restauración conservadora, los procesos electorales en América Latina, la consolidación de las fuerzas progresistas en Ecuador frente a las amenazas internas y externas, y la cultura como la columna vertebral de un cambio revolucionario”.

La primera mesa del encuentro arrancó con la participación de  Atilio Borón (Argentina), Claudio Sule (Chile), Katiuska Blanco (Cuba), Luis Britto García (Venezuela), Isabel Ramos (Ecuador), y la moderación de Francisco Sierra.

Isabel Ramos dijo que frente al mejoramiento “evidente de las condiciones de vida en la mayoría de la gente, asistimos a la instrumentación de una contraofensiva que no tiene precedentes por su agresividad y su sistematicidad”. (I)

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/politica/2/pensadores-y-artistas-de-la-region-se-reunen-en-quito

Información y finanzas

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Publicado por Mundo Obrero

Febrero 2017

Más allá de la reedición de la historia como farsa, los acontecimientos en curso apuntan la necesidad de abordar cuestiones sustantivas sobre el decir (información) y el hacer (acción política) en tiempos de libre comercio. Primero porque socava las bases de toda posible convivencia democrática, y segundo porque el conflicto, la guerra económica y social, anula toda posibilidad de mediación, instaurando la violencia como salida a la crisis. Como advierte David Harvey, el capitalismo del siglo XXI parece estar tejiendo una red de restricciones en las que los rentistas, los magnates de los medios de comunicación y,sobre todo, los grandes financieros exprimen despiadadamente el flujo vital productivo, la riqueza social general, en función de sus propios intereses recurriendo a fórmulas virtuales y físicas de extensión del terror. En este escenario, al tiempo que se precariza la autonomía del sector de la comunicación, los Estados-nación ven cercados sus dispositivos de regulación por una cobertura espectacular de la crisis que naturaliza el Estado Nacional de Excepción Permanente.

En esta lógica devastadora y liquidacionista de la destrucción creativa, el papel de los medios como intermediarios adquiere una función nuclear que ha de ser pensada desde una perspectiva histórica crítica. De la era Reagan a las proclamas parafascistas de la Fox, pasando por la doctrina del shock de los Chicago Boys en Chile, es posible rastrear una historia oculta, un hilo rojo y lógica de dominio, eludida y apenas representada por la academia y la opinión pública, con la que comprender el papel estratégico de la mediación espectacular en la actual cobertura de la crisis financiera internacional, un proceso que tiene su génesis en la progresiva mercantilización de la industria periodística y la paulatina dependencia del capital financiero internacional, por las que hoy se anula toda posibilidad de pluralismo ideológico y diversidad editorial en el tratamiento de las alternativas de salida del círculo vicioso implementado por los amos del mundo y de la información.

En esta operación, el discurso informativo es un discurso terrorista. De manera que la construcción noticiosa del pánico moral de las multitudes valida la hipótesis deKlein sobre la doctrina delshock como pérdida de sensibilidad y conciencia de la situación real vivida. Ello es posible porque existe un estricto control de las fuentes de referencia y los paisajes mediáticos. Apenas tres grandes medios (Reuters, Wall Street Journal y Financial Times) controlan el 80% del flujo de la información especializada a nivel mundial. Así, cuando observamos la cobertura de la crisis económica, hay que preguntarse quién está controlando los mercados, qué sentido tiene el proceso de especulación y cuál es la conexión e intereses compartidos de los grandes medios que marcan la agenda económica internacional con los beneficiarios del proceso de especulación.

Los tiempos en el que la informatización y el gobierno telemático del flujo acelerado de capitales se ha impuesto en el desarrollo de las finanzas nos sitúan ante la necesidad de abordar, más pronto que tarde, reflexivamente la gestión del riesgo y las inversiones especulativas, el problema de la democracia especialmente en el momento, por ejemplo, que se visibiliza con violencia el proceso de desmontaje y apropiación de las reglas del juego por un selecto grupo de conspiradores contra el Estado y los bienes comunes. Por ello, en CIESPAL hemos publicado el volumen “Capitalismo Financiero y Comunicación” (www.ciespal.org) empeñados en repensar los núcleos de fantasía correlativos a la dinámica financiera y el papel de la información como vector de desposesión y violencia simbólico contra las clases subalternas.

La hipótesis de partida, en un libro inédito por ausencia de estudios en la materia, es irrefutable: la gobernanza de la información económica y el respeto a los derechos sociales exigen, a nuestro modesto entender, otra Ecología Mediática, basada en el control de fuentes y flujos de información, de regulación de los tiempos y actividades bursátiles, de regulación del periodismo económico ante la ineficacia y criminal abuso de la praxis de las élites periodísticas y sus interesados benefactores. Pero dada la complejidad del sistema global de comunicación esta regulación sólo es posible a nivel de organismos internacionales como la UNESCO y el sistema de Naciones Unidas, que en las últimas décadas ha dejado de manifiesto la nula voluntad de intervención ante peligrosas situaciones de concentración y falta de pluralismo. Deberá ser, como en España, la sociedad civil organizada, las multitudes y movimientos sociales, quienes rescaten, contra el muro de Wall Street, el sistema mediático del modelo imperial de terror que nos amenaza, si queremos, de verdad, hacer efectivo un Periodismo Real Ya en estos tiempos de propaganda, mentira y desinformación.

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«La libertad de expresión es limitada por el poder financiero»

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Fotografía: Lange Posso

Mayra Cajilema. CIESPAL. Especial para El Telégrafo

Francisco Sierra, coordinador de la publicación ‘Capitalismo Financiero y Comunicación’, explica la relación entre las finanzas y la comunicación.
¿Qué opina de la cobertura periodística sobre los paraísos fiscales?

Hay tres elementos que se deben discutir: los periodistas económicos son los más privilegiados en el tema de salario y de renta, pero en un sistema hiperconcentrado en el que los medios dependen de la banca, su cobertura es interesada; existen casos de periodistas que han dado información intoxicada para favorecer movimientos especulativos en la bolsa. Cuando hubo medidas como en Europa de regular ese tipo de información, no se concretó ninguna decisión.

Podríamos decir que los periodistas que abordan información económica, son un tanto inconscientes de esta situación. Cuando se han presentado procesos de regulación, han tenido una posición en contra, no asumen una labor que debería ser propia del periodismo: la divulgación y de hacer comprensiva la crisis a los lectores.

¿Cuál es la influencia del capital financiero sobre la libertad de expresión?

La libertad de expresión cada vez está más limitada por el capital financiero. Siempre se habla de la censura pensando en el gobierno, pero la principal censura en los medios de comunicación viene directamente de la empresa, del poder corporativo y financiero. El principal poder mediático actualmente en el mundo no está en el Estado, sino en el mercado, en las grandes corporaciones, en las compañías de telecomunicaciones y de empresas hidroeléctricas en el mundo.

¿Cuáles son las alternativas para detener las aberraciones del capital financiero?

Definitivamente, una salida es aquella que se está proponiendo Ecuador. La clave está en regular los paraísos fiscales. Se pueden regular si hay consenso y voluntad política en las Naciones Unidas, es decir, a nivel supranacional. Otra alternativa es crear una cultura de riesgo y de la contingencia, de esta lógica de capital de la especulación que es característica de nuestra forma de organizar y vivir en los tiempos de la modernidad capitalista. Necesitamos un sistema que dé más certidumbre, una ecología de la comunicación y de regulación financiera de productos bancarios que evite la especulación de los mercados de futuro.

¿Cómo proteger el conocimiento de la influencia del capital financiero?

En relación directa con el Capitalismo Cognitivo, creo que es preciso cambiar los sistemas de propiedad que están asociados a la innovación científica y tecnológica, en nuestro caso las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) porque generan ventaja competitiva, que frena el avance tecnológico en todos los ámbitos, algunos sensibles como la salud y la educación. La Unesco defiende los derechos comunes en información y conocimiento. La innovación lo que exige son cuestiones al sistema de la Organización Mundial de Comercio de patentes y de privatización, que dicho sea de paso benefician sobre todo a los países del norte y perjudica a los países del sur. (I)

Tomado de El Telégrafohttp://bit.ly/2lf2Kfb