OTAN no, bases mediáticas fuera

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Andaba yo barruntando estos días de fragor de las batallas, qué hubiera escrito el bueno de Manuel Vázquez Montalbán tras el espectáculo de los líderes europeos en su visita de vasallaje al presidente Trump. Puede que hubiera expuesto una reveladora reflexión metaliteraria para clarificar el género literario de esta degeneración de la derecha extrema comunitaria para saber si esto a lo que nos vienen obligando ver es un esperpento, un astracán o un sainete apto para los telefilms de serie B.

Por lo visto no son solo géneros de representación exclusivos de España. Pero dado que algunos, como el alcalde de Málaga censuran el lema que dio origen a IU, OTAN NO, BASES FUERA, ya que no nos dejan decir lo que hacen, tendremos que recurrir como antaño a la ironía, a escribir entre líneas, o narrar lo que hay en forma de novela policial. Esta es la paradoja de nuestro tiempo, tener que desvelar la trama y seguir el rastro del dinero de tapadillo, para entender la lógica golpista que domina Bruselas y el escuadrismo en acción que amparan las terminales mediáticas que nos invaden.

Y cuando digo nos invaden no es una metáfora cualquiera, ni una imagen. No es verdad que una imagen vale más que mil palabras. La Teoría de la Información demuestra que la cantidad da datos que transmite la rica diversidad semántica del lenguaje es muy superior a cualquier imagen.

Claro que la de la recepción en el despacho oval de los principales líderes europeos es una clara excepción. Expresa la derrota y humillación de la UE como proyecto, entregado a un imperio en crisis y decadencia. Después del lamentable papel de la Comisaria Ursula Von der Layen, suscribiendo el acuerdo arancelario desfavorable para los intereses comunitarios, y comprometiendo el 5% de nuestro PIB dedicado a la compra de armamento, lo que terminará por liquidar el Estado de Bienestar en nuestros países, los líderes de las derechas europeas, la nueva Santa Alianza, representan ahora en vivo y en directo lo que muchos veníamos advirtiendo desde el conflicto de Ucrania: la conversión de la UE en un protectorado o colonia de Estados Unidos.

Para persuadirnos del pogromo ultra del capital financiero especulativo las bases mediáticas de la oligarquía económica alimentan a diario el relato de la amenaza rusa, el peligro del crimen organizado, el supuesto cerco chino, el espionaje de Huawei, por no hablar de la inestabilidad, emergencia y cambio climático que la UE ha terminado liquidando por la agenda restauradora del complejo industrial-militar y el muro de Wall Street.

El arte oratorio uniforme de esta avanzadilla de la restauración conservadora cuentan para ello la ayuda de magnates como Ellon Musk, Peter Thiel, Jeff Bezos y el conjunto de Silicon Valley que hay que recordar que son colaboradores activos y necesarios del genocidio en Gaza y del despliegue militar de la OTAN en conflictos internacionales cual agentes de la NSA. Estos oligarcas portavoces de los fondos buitres y el gran capital están detrás de golpes blandos como el de Brasil, la campaña sucia contra Evo Morales o, más recientemente, el acoso y derribo al chavismo y el presidente Maduro recuperando conceptos conocidos en países como Colombia para justificar lo que, a todas luces, es inaceptable moral y jurídicamente.

El problema es que van ganando la guerra, la de Gaza y la de las mentes y corazones, la guerra cultural, imponiendo ahora en Europa cómo debemos vivir, qué derechos laborales podemos mantener, cuáles han de ser las reglas del comercio e incluso qué política exterior y de cooperación puede desplegar Bruselas en la era de la inteligencia artificial. En definitiva, primero instalaron con la Otan las bases militares, y ahora nos ocupan con bases mediáticas.

Desde 2020, la UE ha observado con preocupación cómo la el lobbismo ha venido socavando nuestras democracias, afectando a la propia unidad comunitaria. Pero contrariamente a toda lógica y congruencia, Bruselas ha puesto el foco en Rusia y plegado sus intereses a los GAFAM, sometiéndose a un imperio en crisis y decadencia cuando hay alternativas, justo cuando la diferencia la marcan China y los BRICS, o el presidente Lula, uno de los pocos dirigentes capaz de afirmar la dignidad soberana del pueblo brasileño y sus intereses frente al tecnofeudalismo fascista de Musk.

De ellos hemos de aprender tres lecciones que convendría asumir como tareas en la UE. Primero, la paz solo puede conseguirse con cooperación no con una escalada de armamento. La multipolaridad y los objetivos compartidos, el materialismo del encuentro, es más seguro que la vía del Pentágono: divida et impera. Y, por último, la no proliferación nuclear, el rechazo a la máquina de guerra del capital, la propia presencia de bases militares en nuestro territorio deben ser cuestionados si queremos conservar nuestra autonomía estratégica y soberanía digital.

Lo contrario es seguir, como estamos viendo, el guión prescrito por las terminales mediáticas de Steve Bannon, que han ido ganando terreno hasta convertir el periodismo en nuestros países en una suerte de franquicia de la empresa matriz Fox News, un sistema amplificado de desinformación dirigido a promover la guerra jurídica y el derecho al revés, construyendo imágenes distorsionadas con el linchamiento mediático y la picota medieval en la esfera pública; la guerra híbrida y el acoso permanente a las fuerzas de progreso con la emergencia de un discurso neofascista que está minando la confianza de la ciudadanía; la violencia verbal sistemática y el negacionismo, polarizando la opinión pública; y, claro está, la criminalización de la protesta y la resistencia contra los adalides del muro de Wall Street.

Así que va siendo hora de disputar el sentido común y acometer la batalla ideológica empezando por defender el derecho a la comunicación y exigir alto y claro: OTAN NO, BASES MEDIÁTICAS FUERA.

Cuestión meridional, colonialismo interno y subalternidad

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Seminario Teoría Crítica, de la Fundación de Investigaciones Marxistas.

Francisco Sierra. Fundación de Investigaciones Marxistas

Javier García Fernández. Espacio Andaluz

Soledad Castrillo. Universidad de Cádiz

 

Iker Jiménez

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Los poderes hegemónicos en España hace tiempo que están explorando la salida reaccionaria ante la crisis de régimen que se vive. El éxito electoral de Alianza Catalana, y antes Alvise, da cuenta de un rearme del discurso y las organizaciones ultramontanas, con el PP a la cabeza, al tiempo que en los sectores  populares se da un elevado número de abstencionistas. La estrategia es clara y definida y los portavoces o cámara de eco del discurso restaurador actúan en consecuencia en nuestras pantallas. Uno de ellos es el ínclito y ubérrimo Iker Jiménez, una caricatura de Mortadelo y Filemón que no merecería ni una línea en esta columna si no fuera por su efectividad mediática. Y que cuenta, como pregona en la autopromoción del canal, con verdaderos expertos. Una nueva categoría a tomar en cuenta, porque suponíamos que los tertulianos son todólogos que sirven para un roto y un descosío, pero ahora resulta que tenemos expertos, hemos de suponer, gente especializada que nada saben, y expertos de verdad, de los que saben: de OVNIS, terraplanismo, conspiraciones y vacuidades variadas, como es habitual en el programa Horizonte, encefalograma plano, o Cuarto Milenio. Todos abonados al formato Código Cero, esto es, ni suman, ni restan, ni reconocen las leyes de la ciencia ni de la historia. Ante la crisis ecológica, moral, y de reproducción del capital los mercaderes de la moral y las vidas ajenas dan una vuelta de tuerca y nos llevan a la estratosfera o a la prehistoria con un claro objetivo: olvidar las cuentas a base de cuentos. Mientras IDA articula TRADWIFE, COUP of COFFEE en Madrid, la polarización y clausura del espacio público por los portavoces de la santa alianza con el discurso y proyecto ultramontano de Familia, Tradición y Propiedad nos somete a una dialéctica del terror en forma de verdadera invasión de los cuerpos. Iker Jiménez es, en esta operación, un maestro de ceremonias significado en la estrategia de roll-back con la vuelta al discurso de Gonzalo de la Mora sobre la decadencia de occidente.

El recuerdo del pasado es proyección del mañana, claro está. La estrategia de desestructuración de la memoria de la extrema derecha es una divisoria abismal e ideológica contra la justicia, la fraternidad y la pedagogía política de la esperanza. Contra el reformismo, en fin, y la regeneración social, y de la vida, desde un punto de vista genérico. Pues vuelven al culto a la muerte y al más allá: Plus Ultra. Desde este punto de vista, la querencia por lo paranormal es congruente con la necropolítica. Así, el movimiento reaccionario NRx es tan ultramontano como de ultratumba. La política de la muerte es la licuefacción siliconizada de la vida. La ingeniería de la cosificación, el viejo topo de la historia que alimenta un movimiento soterrado de odio de la cultura plebeya contra las promesas incumplidas de la democracia. No es iliberalismo. Para los plutócratas de Wall Street y Silicon Valley, tanto monta, monta tanto, la gestión pública es una cuestión de empresa, el Estado un negocio y los ciudadanos simples accionistas. Deduzca el lector que hemos de elegir, si se puede, como Presidente, viendo lo que nos proponen los adoradores de Trump. Incalificable por ejemplo el programa de loas al gestor tecnócrata de la Generalitat de Valencia por no ser político sino un militar con experiencia de gestión de crisis en la reconstrucción. Y es que el movimiento ideológico  contra la ilustración y los valores republicanos de la soberanía popular tiene por objetivo claro la destitución y la clausura de toda participación y democracia. Los numerosos voceros de la Santa Alianza vienen trabajando este relato no ya con Trump, sino desde Reagan. En Fox News, en Silicon Valley, desde Heritage Fountadion, la autodenominada internacional libertaria y populista nos quieren imponer una estrategia de articulación política de un marco cognitivo de comprensión que sustituye la realidad por palabras, como parte de la operación lingüística y performativa en la que tratan de robarnos la vida. Nombrar y cambiar la realidad, sea del Golfo de México a la propia idea de paz, he ahí la cuestión anticipada por Orwell.

Lo que no esperábamos era la invasión militar de las fuerzas especiales en nuestros platós. Bien sabíamos que EE.UU. tiene más de 175.000 estadounidenses en 159 países con un gasto de 886.000 millones de dólares. Tenían que terminar canalizados en nuestras pantallas y siempre hay manijeros o capataces dispuestos a ganar su jornal con ventaja y sin miramientos. El presentador delegado de Lockead Martin, Northrop, o General Dynamics, de Silicon Valley, y el complejo industrial militar del Pentágono lo tiene claro. Así que prepárense para la operación de inversión semiótica.

Del Tratado de No Proliferación y el Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares a la expansión de la OTAN, los voceros de la Santa Alianza nos declaman fenómenos paranormales para imponer el negacionismo climático, cuestionar la hoja de la ruta de la seda e incluso los diálogos QUAD. En suma, para camelar a la audiencia para el cálculo del Capital y robarnos la vida y toda esperanza.

Instalados en el orden del Deep State, a lo Qanon, el neofuturismo trampista que pasó de la cultura de la ufología al negacionismo, de los fenómenos paranormales a la vindicación golpista del escuadrismo paramilitar, de la información pseudocientífica sobre fenómenos anómalos, a colaboracionista de los macarras como Peter Thiel (Fundador de PayPal) o el Instituto Cato para vindicar a Paca la Culona, la nueva deriva ultra derechista nos cerca y prácticamente estamos siendo cautivos y desarmados. Tenemos la suerte que nuestra gente ha abandonado la información de actualidad. Huyen de los medios convencionales, inmersos en una crisis de credibilidad irreversible. Pero mientras tanto un país con una derecha atrabiliaria, un líder de la oposición cansado de repetir lo mismo, en lo que no cree, una izquierda en huída o caída libre, y unos sectores populares desilustrados da para cualquier cosa.

No creemos que el presentador de Planeta haya leído a Hans-Herman Hoppe y al anarcocapitalista Jullius Evola o Thomas Carlyle. Iker es más del Marca y de veneración a la tecnocracia. Se entiende con razón las crisis reputacional de los medios, y sus lógicas de tematización de la agenda pública, en medio de la infodemia. En la batalla de la atención, la saturación y dependencia publicitaria, que socavan a diario las políticas editoriales de cualificación, veracidad y deontología profesionales, todo vale. Y como las audiencias son listas como los ratones coloraos, mientras Iker conspira, las multitudes bailan. Siempre venceremos, porque somos partisanos de la poética del encuentro, sea en forma de kizomba o verbena popular. Hablamos de la incandescencia del propio movimiento de la vida, la estética iluminista de la seducción y el goce pagano, del deseo, quilombo o quimbundo de la fiesta y del deseo de la pulsión plebeya. Como bien supo ver el bueno de Pasolini, el ser humano es siempre una revuelta en acto. No hay Horizonte mediático que pueda impedirlo.