Francisco Sierra, candidato de Sumar en Sevilla: “Yolanda Díaz es garantía de que va a mejorar la vida de la gente”

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Catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla, volcado con proyectos en Latinoamérica y autor de manuales a los que se asoman el marxismo, el imperialismo, la propaganda y el control de los medios, Francisco Sierra fue uno de los rebautizados como cascos azules que remó por una candidatura unitaria de toda la izquierda en las últimas elecciones autonómicas. Designado cabeza de lista de Sumar por Sevilla, está radicalmente convencido de que, al margen de los últimos resultados electorales, la sociedad española es mayoritariamente progresista. En el proyecto de Sumar, cuenta con que los diputados andaluces tendrán voz propia e incluso portavocía.

A unos días de las elecciones, las señales mayoritarias que se emiten no son las mejores para la izquierda, ¿usted mantiene la esperanza?

No solo tenemos esperanza, sino que estamos convencidos de que vamos a formar una mayoría social porque así lo estamos percibiendo en contacto con la ciudadanía, hay una voluntad de apoyar a la izquierda y un crecimiento significativo de Sumar. Las encuestas tienen siempre sesgo y en muchos casos no van a responder a la realidad, estoy convencido de que no va a haber una mayoría de derechas suficiente para gobernar y de que nosotros tenemos un porcentaje de indecisos considerable que en esta recta final va a decantarse por nosotros.

¿No cree que hay un giro social a la derecha, como indican las últimas elecciones municipales y autonómicas?

Ahí hay una mentira, todavía hay una mayoría de izquierdas porque hay un voto escondido tanto a Sumar como al PSOE. En términos de sociología electoral se ha hecho una lectura que es inapropiada e inconsistente: no ha habido un desplazamiento del voto a la derecha, ha habido una falta de participación de sectores populares que habitualmente apoyan a la izquierda. El reto que tenemos en Sumar es que se incorporen y que apoyen a las opciones de progreso, pero no es verdad que haya una mayoría social que apoya a la derecha.

La desmovilización progresista es una cuestión detectada hace tiempo, y pese a ello todavía no han sabido dar con la tecla…

Pero ahora es distinto, porque en otras convocatorias electorales la izquierda estaba dividida en varias opciones políticas, eso no ocurre en este momento. Hemos logrado una unidad de la izquierda que es un reclamo para votar, eso ya es un punto de ventaja, ir como Sumar en todos los territorios implica una garantía. Estamos convencidos que hay una mayoría social que nos va a respaldar, y hay mucho voto del PSOE que se va a transferir a Sumar como opción de garantía para un Gobierno de progreso.

Pues en el PSOE cuentan con que ocurra al revés, incorporar a potenciales votantes de Sumar. 

Sí, con el discurso del voto útil. Pero es que el voto útil para un Gobierno progresista es Sumar, no el PSOE, y por dos razones: primero, porque es determinante para hacer políticas públicas que quieren la mayoría social y el votante de izquierdas; y segundo, porque muchos escaños van a depender de los restos, los últimos diputados que se reparten en cada provincia. Sumar va a disputar y vamos a ganar la tercera posición y eso, en términos de ley electoral, implica una diferencia sustancial respecto a lo que dicen las encuestas. Por mucho que han criticado a Tezanos, creo que la realidad del 23J se va a aproximar más al mapa que dibuja el CIS.

¿Teme que se dé una situación en la que Sumar cumpla sus expectativas pero el PSOE esté por debajo de las suyas y no salgan las cuentas?

Esperemos que no por la mayoría de la población de este país, porque el PP no tiene capacidad de interlocución y de pacto en el Congreso, sólo tiene margen de maniobra con Vox, que es un partido constitucional pero anticonstitucionalista. El PP lo que ha hecho es confrontar con el nacionalismo vasco y el catalán, con las diferentes sensibilidades de España, con acusaciones muy graves y además falsas. Pero lo más grave es desde el punto de vista de los derechos humanos, ¿qué garantías habrá con un Gobierno PP-Vox? Así que, con el número de indecisos que hay, confiamos en que se movilicen los votos del electorado progresista, porque el pueblo español sociológicamente es de centroizquierda, es progresista.

¿Cree que la ciudadanía le ha perdido el miedo a la ultraderecha y la contempla como una opción real de Gobierno que no le asusta?

Creo que ha habido un proceso de normalización, y de eso ha sido muy responsable el PP, llegando a pactos en muchos municipios y comunidades autónomas con la extrema derecha, que es una línea que la derecha de la que forma parte en Europa no acepta. Además, los medios de comunicación han normalizado el discurso del odio y las violaciones de derechos humanos discursivamente, eso tiene un efecto grave que incide en que se acepte como normal. Pero democráticamente no lo es, porque los derechos humanos están para ser cumplidos. Es normal que el PP tenga posiciones muy conservadoras, pero ha cogido una deriva trumpista de desinformación y mentiras. Todo esto hace que efectivamente la población haya normalizado y no tenga miedo a la ultraderecha, pero esa normalización no quiere decir que no sea un peligro y una amenaza para la democracia, creo seriamente que lo es.

Al margen de su militancia progresista, y como experto en comunicación, ¿cómo explicaría el éxito del mensaje de la ultraderecha?

Como ha sucedido en EEUU con Donald Trump, esa comunicación se hace boca a boca a través de las redes digitales. Hay que recordarle a la población que las redes sociales, los grandes conglomerados, son un oligopolio de comunicación que ha colaborado en golpes de Estado en varios países o en el éxito del Brexit. Y tampoco es aceptable que esto se normalice en los medios de comunicación, hay normas deontológicas que hay que cumplir. No se puede dar simplemente la voz a Vox para que haga declaraciones estrambóticas contra los mena, contra la población migrante, contra las mujeres, contra el feminismo, contra todo aquello que no sean ellos. Por eso, esta normalización no es resultado espontáneo de que la gente se identifique con Vox, ha sido un proceso de naturalización en la opinión pública para establecer como aceptable algo que es indigno e inaceptable.

¿Y por qué la izquierda es incapaz de encajar su mensaje de la misma manera?

Si el sistema mediático no fuera oligopólico, duopólico prácticamente en España, y hubiera más medios progresistas, probablemente la realidad sería otra muy distinta en términos de deliberación democrática. En ese contexto, la izquierda tiene muchas dificultades, y además el electorado de izquierdas es muy crítico y exigente, no se va a conformar con cualquier tipo de propuesta. Nuestro sistema mediático es híper concentrado y eso no favorece la pluralidad ideológica, el pluralismo interno, ahí tenemos un déficit importante. Otra cosa distinta es que nosotros tendríamos que aprender a hacer mejor pedagogía democrática con la ciudadanía, explicar las propuestas y el sentido de lo que está en juego en este proceso electoral, que es lo que está haciendo Yolanda Díaz.

En este contexto de desencanto del electorado progresista, ¿la izquierda tiene futuro?

Yo creo en este proyecto, en Sumar como más que una coalición de partidos, estamos apostando por un movimiento político social. Es un proyecto de mucho futuro, de unidad de la izquierda, de alcanzar transversalmente a sectores que tienen sensibilidades diferentes, de recoger la pluralidad de la izquierda social y de la propia sociología electoral de nuestro país. Así que sí, tenemos muchas expectativas, Sumar tiene un horizonte de crecimiento ilimitado más allá del 23J. Y, en clave ya de Andalucía, es un proyecto que es la esperanza para construir una alternativa para nuestra tierra.

¿Por qué cree que hay que votar a Sumar en Andalucía?

Porque las políticas que hemos hecho a nivel estatal han beneficiado a los sectores más vulnerables de la sociedad andaluza: salario mínimo interprofesional, empleo estable, mejora de las pensiones…. Estas políticas son de Yolanda Díaz, que es garantía de que va a mejorar la vida de la gente. Además, nosotros vamos a tener una agenda andaluza y, en mi caso, sevillana. Va a haber una voz andaluza, un grupo de diputados andaluces que marcarán la agenda de prioridades para nuestra tierra. De hecho, con los recursos que tengamos en función de los resultados aspiramos a abrir una oficina parlamentaria y a estar continuamente en el territorio, cambiando un modelo que debería ser nuestra estructura, algo similar al estilo británico, en el que de algún modo los diputados tienen que rendir cuentas en su territorio. La idea es tener un tiempo propio y una portavocía propia como Sumar Andalucía, sería lo deseable y aspiramos a ello.

Tras las tensiones que se produjeron en el nacimiento de Sumar, ¿teme que afloren los recelos si los resultados no son los que se esperan?

He tenido muchos encuentros con militantes de Podemos y tienen claro que Sumar es la alternativa. Es verdad que el proceso les resultó doloroso y no entendieron algunos elementos del acuerdo, hay cierto malestar de las bases porque esperaban que algunos líderes notorios estuvieran teniendo un papel más protagonista, pero están haciendo campaña con Sumar y están trabajando. Esto es un proyecto de apuesta a futuro como en su momento lo fue Podemos, ese papel de aglutinante que jugó Podemos hoy día es de Sumar. Creo que va a ser un ciclo largo, Sumar ha venido para quedarse y Podemos tiene que estar.

Con lo tormentosas que han sido las coaliciones progresistas en Andalucía, ¿da por hecho que Sumar se va a asentar como marca?

Como marca, como fórmula y como proyecto político, sí. Sumar Andalucía queremos que sea un proyecto alternativo para gobernar la Junta dentro de tres años y, por supuesto, también a nivel estatal. No estamos pensando en una simple coalición, la voluntad de la mayoría de los que vamos en la candidatura es construir una nueva fuerza unitaria y un frente amplio de todos en el que se puedan reconocer las distintas sensibilidades, los partidos que lo conforman, pero también ciudadanos que libremente deciden participar. Lo siguiente ahora sería pasar de coalición a movimiento político social. Para las elecciones andaluzas del año pasado asumí con Sebastián Martín Recio un papel de mediador para lograr la unidad de la izquierda, lo que no se logró de pleno ni del modo como queríamos. Asumir la candidatura de Sumar por Sevilla es como esa mediación, seguir construyendo un proyecto de futuro de la unidad de la izquierda para terminar con la fragmentación, la división y la desunión, porque eso la gente lo penaliza. El votante de la izquierda no ha votado a la derecha, se ha quedado en casa, no ha ido porque no le ha ilusionado que llegues a un acuerdo mal, tarde y después de una disputa que nadie comprende porque programáticamente no hay razones para no ir juntos.

¿El desafío es incorporar al proyecto a Adelante Andalucía?

Tenemos que dar tiempo a los procesos, pero confiamos en que ellos estén porque son una parte importante de la izquierda andaluza que representa a los anticapitalistas y a la izquierda andalucista, que también está en nuestra candidatura con Iniciativa del Pueblo Andaluz. Tiene que haber un proceso de tiempo y de diálogo, pero estamos dispuestos a que lideren también dentro de Sumar Andalucía una propuesta de futuro para nuestra tierra con clara identidad andalucista, ecologista y feminista.

¿Su labor de mediación para las andaluzas, en la que se llegó a decir que hablaban en nombre de Yolanda Díaz, es lo que le ha abierto a ser ahora candidato?

Imagino que lo de haber sido mediador ha contado significativamente, pero también mi perfil profesional de catedrático, de persona progresista que ha estado en movimientos sociales en diferentes espacios, militando y desarrollando una política de izquierda en la Universidad y en otros ámbitos. Necesitamos en el Congreso profesionales que vengan de la sociedad y que no todas sean caras ya conocidas del ámbito de lo político. Yo nunca he tenido un cargo público.

¿Y eso no le pone en una posición de debilidad desde un punto de vista orgánico?

Puede ser, pero yo quiero pensar al revés, que estamos construyendo algo nuevo. El objetivo es pensar como un proyecto en común, no como una coalición electoral. Lo que viene después el 24 es dar forma a este proyecto y a lo que representa Sumar Andalucía desde el punto de vista orgánico y, por tanto, de espacio de representación. Yo no tengo una ambición política ni tengo una vocación política, entiendo la política en el sentido de Gramsci de que toda persona, por el hecho de pensar, es intelectual; todo ciudadano, por el hecho de ser sujeto, es sujeto político. Me considero político en ese sentido, que soy un ciudadano que tiene vocación política y que defiende causas justas y derechos. Lo demás lo dirán después las bases, la mayoría, pero creo que las formas tienen que ser como fue Convocatoria por Andalucía en su inicio: elaboración colectiva, participación de la ciudadanía, rotación en los cargos, transparencia y debate público. Y ahí nos encontraremos.

¿Todo eso será suficiente en Andalucía para erosionar al PP, que se ha asentado vendiendo un perfil moderado de Juan Manuel Moreno?

Pero es que no es un moderado, es un ultra, porque las medidas que ha tomado en Doñana son de posiciones extremas, como también en la sanidad pública y en los procesos de privatización de servicios esenciales para la ciudadanía, eso es de ser ultraliberal y nada moderado. Es verdad que durante este tiempo hemos tenido una situación de transición, pero a partir del 24 iniciamos un proceso para consumar nuestro fortalecimiento y desarrollo en todo el territorio andaluz. Y evidentemente eso va a cambiar las reglas del debate y la discusión.

Por cierto, ¿teme quedar señalado como el que le volvió la cara a una candidata de Vox en un debate electoral?

No, no me preocupa, era un acto de protesta simbólica. Tengo una trayectoria de muchos años como investigador académico y de participación en movimientos sociales, y del mismo modo que por ese gesto he recibido críticas duras y en algunos casos de manera muy maleducada, descortés y grosera, incluso por parte de periodistas, pues también he notado un recibimiento positivo y el respaldo de la ciudadanía, no sólo de los votantes.

¿Se arrepiente de haberlo hecho?

No, en modo alguno, era un gesto de protesta simbólica y punto, ahí quedó. Es puntual, y tenía el objetivo de hacer ver que no puede ser natural aceptar un discurso que ataca a los derechos humanos y que se ancla en el odio. No puede ser aceptable para las instituciones democráticas, empezando por los medios de comunicación, que cumplen una función vital y sin embargo no señalan nada sobre el discurso del odio contra los migrantes, las mujeres, la diversidad sexual… Ese es el problema.

¿Las declaraciones de Yolanda Díaz diciendo que a Vox hay que confrontarlo de frente las entendió como un toque de atención?

No lo considero un tirón de orejas. Yolanda Díaz tiene mi teléfono, me hubiera llamado y me hubiera advertido. Es llamativo que cuando hay un acto de protesta a la izquierda se pone el acento y se carga contra él, pero ante este discurso del odio y la violencia no se dice nada por parte de los medios. Eso sí me preocupa.

Francisco Sierra y la pasión por lo común

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Cuando supe de la elección de Francisco Sierra como candidato para encabezar la lista de SUMAR por Sevilla, reconozco que tuve una sensación reconfortante, de contenida alegría ante los no siempre agradables procesos de elaboración de listas electorales. Se había acertado y eso siempre ayuda a votar con más esperanza, y alegría si cabe, el próximo 23J.

Francisco Sierra es un reconocido Catedrático de Teoría de la Comunicación. Bien. Pero, como él mismo dijo en el acto de SUMAR en Sevilla con Yolanda Díaz, “uno viene de donde viene, hijo de un obrero de Standard Eléctrica que, aunque es catedrático, no ha perdido la identidad de clase”. En esa frase de gran belleza se resume su historia vital. Hijo de la migración andaluza de los 60, de familia granadina trasladada a Madrid, su propia trayectoria vital refleja el emocionante compromiso por el estudio que las familias trabajadoras transmitían a sus vástagos. Estudiante de la escuela pública “con beca”, su recorrido académico es el arquetipo de quienes sabíamos que o había esfuerzo para superar cada curso o la beca que perdíamos nos devolvería a casa antes de tiempo.

Antes de tiempo fue Catedrático, pero el Decreto Montoro retrasó su acceso cuatro años, avalado por numerosas representaciones y publicaciones académicas nacionales e internacionales. Pero sin duda nos sorprendió cuando en 2005, con apenas 35 años, fue nombrado Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, el más joven de España en ese momento. Su compromiso con la educación pública -y la conciencia de devolver a la sociedad lo que esta le ha dado- le impulsó a asumir esta responsabilidad a una edad tan temprana.

Estos vínculos le animaron a fundar asociaciones científicas como la Asociación Española de Investigación en Comunicación (AE-IC) o la Unión Latina de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEICC). Su trabajo de ida y vuelta con países como México o Ecuador ha definido un perfil de amplias miras y altura profesional.

Su intensa dedicación al trabajo tiene que ver con su pertenencia a una generación que, procedente de familias trabajadoras, accede por primera vez a la Universidad. Algo que hoy se da por hecho, pero en los años 80 no era así.

Esa vocación de servicio público también procede de su itinerario biográfico y profesional. Frente al saber instrumental concebido como una práctica profesional en la que el pensamiento crítico no tiene por qué hacer acto de presencia, Sierra concibe la Universidad como un espacio para construir comunidad en un proceso estrechamente ligado con el cambio social. Sin que él lo pretenda, forma parte de una excelente tradición de la educación universitaria sevillana que ha forjado, desde espacios críticos y rigurosos, líneas de investigación y pensamientos –en el campo del derecho, el filológico, histórico, científico o artístico- que han nutrido una concepción comunitaria, de vanguardia y abiertamente progresista. Parte de la mejor Sevilla, digna de ser resaltada.

Es precisamente este anhelo de cambio social el que explica su optimismo de la voluntad, incluso en las situaciones más difíciles. Desde su participación juvenil en las organizaciones estudiantiles y culturales en la entonces reciente democracia, hasta su compromiso con la unidad de la izquierda de los últimos años, Francisco Sierra, con la generosidad del que sabe que lo común está por encima de lo individual, no ha dejado de ponerse al servicio de los procesos colectivos que buscaban una profundización democrática de la sociedad. Por eso, este paso dado no nos ha sorprendido a quienes lo conocemos desde que compartíamos luchas en el movimiento estudiantil.

Toda esta trayectoria se pone ahora al servicio de SUMAR: desde la conciencia de una Andalucía determinante para el futuro de la mejor España, en Sierra tenemos a un defensor de los servicios públicos irrenunciable, firme y de los que no duda. Para que nos entendamos: de los que no se ofrecen a un debate para aumentar la edad de jubilación porque niegan la mayor, que es retroceder en derechos. Será, por tanto, una garantía en la defensa de las familias trabajadoras, esas que nos piden que sobre todo seamos buenas personas, como el mejor patrimonio o legado que nos dejan.

Y Francisco Sierra es una bellísima persona, y aunque este tipo de reflexiones provocan muecas de sonrisas cínicas en quienes consideran la política ajena a marcos de comportamiento éticos, aún hay quienes defendemos estas categorías necesarias para la defensa del bien común y del mejor vivir: que un buen político, que una buena política debe ser ante todo una persona decente. Y Francisco Sierra Caballero lo es.

Sumar, coser y cantar

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Ahora que el ruido mediático bloquea el principio esperanza, necesitamos, de aquí al 23 de julio, no solo Sumar y contar lo hecho y lo por venir. Va a ser además necesario coser, tejer con el lenguaje de los vínculos y soñar cantando auroras que es posible ver en el horizonte. Esta apuesta es hoy más que nunca prioritaria, porque, según las leyes de la propaganda, dato no siempre gana a relato, y en la sociedad de las cuentas con los cuentos termina imponiéndose la sinrazón, el discurso del odio que se ha instalado en una cultura, la hispana, históricamente atrabiliaria, como retratara Goya, y algo cainita. Pero España no es diferente, y sin hacer transhistoria, podemos observar que el discurso del odio se extiende de EE.UU. a la Unión Europea, de la derecha a la izquierda, del Norte al Sur global, aunque sea la extrema derecha quien trolea, planifica y alimenta esta política antisocial que en el fondo es el pogromo restaurador del capital financiero y sus arietes: las big tech. En otras palabras, como sigamos así no nos quedará cara de libro (Facebook), sino de bobos. Pues hay que saber que polémicas azuzadas desde el poder mediático no tienen otro fin que realizar un principio básico de la estrategia militar: divide et impera. Y nadie tan interesado en dividir y dispersar a la gente como los hijos del IBEX35, los fondos buitres y los halcones del Pentágono que ya lograron el BREXIT, continuaron con la OTAN la guerra de Ucrania y les falta culminar la estrategia de derrumbe de Bruselas con el giro a la extrema derecha en la mayoría de países que componen el fallido proyecto comunitario. De ahí la necesidad de tejer, de coser y del amor, del cante con el cuerpo que flama en la alegría de vivir y resistir. Una posición diametralmente opuesta a la práctica de los sufridores, que decía Correain. Vindicamos aquí una lógica contraria a los odiadores profesionales. Es tiempo de aprender a construir espacios de comunicación con confianza y no tóxicos o seremos presos de los disparates de twitter, rehenes de los bots de quienes tienen robots y esclavos para servirles, y nos proyectan como único horizonte posible de vida el tecnofeudalismo. Y no es una boutade. Como ilustra Andrew Marantz en “Antisocial” (Capital Swing, 2021), los Proud Boys, Quonn y antes el Tea Party tienen su origen en la llamada nueva derecha cowboy de Ronald Reagan, auténtico pionero de la deriva con la que se pregona el libertarismo reaccionario a partir de lecturas autonomistas y una visión contraria al Estado, una suerte de discurso prepolítico que hoy se justifica con la infoxicación o el ruido en redes como la mejor expresión de la Primera Enmienda, como el derecho a decir cualquier barbaridad, IDA mediante, en la vomitiva diarrea del ocio convertido en neg/ocio. Se confunde así libertad de expresión con incontinencia de las impresiones. Esta dinámica ha terminado contagiando a la militancia de izquierda, inconsciente que tras la pandemia la vuelta a la normalidad se ha traducido en la dilución del espacio público, el repliegue sobre lo privado o doméstico, no como patología sino como síntoma de disciplinamiento del capital, como un proceso de restauración conservadora que en nuestro caso, con los Florentinos y Ana Rosas de turno, pretende imponer un modelo de país de palmeros. En esa dialéctica nos hallamos, y en este marco nos quieren encuadrar en la medida que, de este modo, se garantiza el statu quo, el capitalismo de plataformas que concentra el poder económico, político y militar.

El medievo digital es un orden del enclaustramiento, de los riders y el esclavismo de las pantallas, la distopía del cocooming, de los capullos domesticados, los cosmopolitas con collar y no de cuello blanco precisamente, sino de animales domésticos sin compañía, entretenidos con las redes, las revistas de decoración interior y, en pleno siglo XXI, con el juego de roles propia de la generación otaku y sus derivas hikikomori, encerrados en la fantasía de un universo virtual que es el propio cuarto doméstico.

La economía austericida exige, bien lo sabemos, que la fuerza de trabajo permanezca inmóvil, silente, impávida e ilota, siempre bajo supervisión, monitorizada por los dueños de todo capital. La doctrina del shock es sobre todo eso: aislamiento psicológico y social. La primera víctima, la confianza, la negación del principio esperanza, la crisis en fin de la democracia, pues prima el lavado de mente sobre el que Pasolini y Godard ya pensaron a propósito del colapso cultural que vivimos. Mientras, mi barbero de Brasil no entiende en qué galaxia paralela habita Trump y su aprendiz Bolsonaro. Ya le dije que en la misma de Ayuso y antes Aznar o Reagan. Da igual que sea vía Facebook o en el noticiero Globo. El trumpismo es el feudalismo capitalista, el neofascismo de contención que programa las víctimas a sacrificar del próximo asalto criminal de la acumulación por desposesión. En este campo la política espectacular es la retórica del miedo por otros medios. Y los GAFAM el canal de escenificación o ecosistema natural de intervención a modo de guardabarreras de todo dominio público, convertidos en porteros de la desinformación. Por ello, si el alisamiento del conflicto es, en palabras de Byun-Chul Han, una suerte de anestesia permanente, ha llegado el momento de ocupar la calle, construir puentes, superar los miedos, luchar contra los especuladores de la vida y los traficantes de la moral. Más aún cuando sabemos que el ascenso del fascismo es consecuencia del imperio del miedo y la reclusión en el hogar. Empecemos pues a dejar de ser teledirigidos, volviendo a las tabernas, ocupando las calles, tejiendo y cantando en los patios y plazas desde la fraternidad perdida, aprendiendo de la sororidad, y también del silencio. Sepan que sumar y transformar un país no se consigue con mucho ruido y pocas nueces. Aprendamos de la sabiduría popular. Sin ira, libertad.

Entrevista a Francisco Sierra (Sumar): «Hay que cambiar la matriz productiva de Sevilla, que no dependa solo del turismo»

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Francisco Sierra proviene del mundo académico, concretamente de la Universidad de Sevilla, pero asegura que en un «momento histórico» como el actual, no podía eludir la responsabilidad que le propuso Yolanda Díaz para encabezar la lista de Sumar por Sevilla en las próximas elecciones generales del 23 de julio.

¿Qué le hizo aceptar la propuesta de Yolanda Díaz para encabezar la lista por Sevilla?

Sumar representa un hito histórico de unificación de la izquierda, un proyecto regeneracionista y reformista. El compromiso con construir una alternativa, el compromiso de los que nos hemos estado dedicando a la academia y que hablamos de la necesidad de conocer para transformar y transformar para conocer. Es evidente que el liderazgo de Yolanda se ha traducido en mejoras para la gente, concretas, reales, de salario, de pensiones, de política de estabilización… En este momento, que es histórico, clave, que nos jugamos una década de políticas de progreso, no puedes eludir asumir esa responsabilidad, para mí inédita porque he estado siempre en el mundo de la Universidad. Con esa ilusión y ese entusiasmo lo asumimos, pensando también en clave andaluza.

Fue usted mediador social en las negociaciones de la izquierda en Andalucía para las elecciones autonómicas, un pacto que llegó in extremis, con Podemos jurídicamente fuera y con unos resultados en las urnas que no fueron los esperados. ¿Qué aprendizaje sacó de aquello?

Ahora no hemos tenido esas dificultades tan extremas. Creo que las lecciones sirven para aprender. Y la ciudadanía tiene claro que la unidad debe ser estratégica, un proyecto unitario a largo plazo, no una coalición electoral de coyuntura. Lo segundo y fundamental es que estamos en un universo político de una realidad compleja que necesita la diversidad, pero también la unidad e integración. Y dentro de esa diversidad de fuerzas, programáticamente estamos trabajando juntos para un proyecto de país. La experiencia andaluza ha servido para tener eso presente. Y también los resultados de las elecciones municipales. De manera separada es difícil que se sume. La experiencia andaluza sirvió para demostrar que yendo juntos las condiciones mejoran.

¿Cuál es su postura sobre la ausencia en las listas de Irene Montero que tanta polémica ha generado?

Es una contradicción porque la gente siempre insiste en que quiere caras nuevas. Si hay otras personas, yo por ejemplo no estaría encabezando las listas en Sevilla. La democracia implica también rotación en los cargos, nadie somos imprescindibles. Podemos tener un papel de mayor o menor relevancia, pero lo importante es el proyecto colectivo, y yo pondría el acento justamente en el proyecto común, no en personas. Uno de los problemas de la política hoy día es el hiper personalismo. Esta campaña no es de Feijóo ni Sánchez. En el caso de Sumar estamos hablando de construir un proyecto de país entre todos. Lo demás debe ser irrelevante.

No cree entonces que eso les pueda pasar factura en las urnas.

Estoy convencido de que no por las sensaciones de apoyo, de entusiasmo, de compromiso por parte de la gente. Hemos tenido encuentros en los que se nos acerca gente para colaborar, no como interventor o apoderado, sino para hacer campaña. Gente que estaba estos últimos años desconectada y que no estaba trabajando en clave de movilización política. Es decir, hay un proceso de movilización muy claro, ascendente, emergente y, en ese sentido, va a haber sorpresas, porque Sumar, frente a lo que aparece en las encuestas, va a tener unos resultados muy superiores.

Hablando de encuestas. Algunas les sitúan como tercera fuerza, ¿ven posible la mayoría absoluta con el PSOE?

La encuesta del CIS nos sitúa en una horquilla 43-50 y yo, por intuición y viendo qué está sucediendo en Andalucía, creo que vamos a ir a 50-60. Probablemente no va a dar para una mayoría absoluta solo con el PSOE y Sumar, pero nosotros estamos pensando en ser alternativa de Gobierno y no nos conformamos con los datos del CIS. Intuimos que conforme avance la campaña va a haber una mayor identificación con el proyecto, porque estamos haciendo una campaña en positivo y con propuestas concretas. No vamos a estar en la confrontación, salvo para recordar las incoherencias de atacar duramente la reforma laboral y señalar posteriormente que la dejarías porque los datos han sido positivos.

La movilización siempre ha sido clave para la izquierda. ¿Cree que conseguirán la suficiente el 23 de julio?

Nosotros empezamos ya en precampaña a ir a las plazas, a los pueblos, a los espacios públicos. Es verdad que las fechas son difíciles desde el punto de vista climatológico, pero vamos a ampliar ese espacio público, que no son solo los medios, son las calles, plazas, mercados, centros de salud, puestos de trabajo… Esa actividad que había perdido peso frente a la dimensión mediática o los grandes actos. Y la respuesta está siendo muy positiva, la gente llega, se quiere inscribir, quiere formar parte de Sumar y esa es la forma más fácil de movilizar.

Sumar planteó cuatro medidas a la JEC para hacer frente al calor el 23-J. ¿Teme particularmente en Sevilla una baja participación por este motivo?

Tenemos leyes que deben adaptarse. El cambio climático va a implicar transformaciones en la economía, la vida cotidiana y también en los procesos políticos electorales. Nuestra propuesta es de sentido común porque la climatología de Sevilla no es la de Bilbao y atrasar el horario de votación es garantizar la participación democrática. Aparte, pensamos que los actos políticos deben ser más cercanos, de escucha activa, y vamos a seguir haciéndolo, en las horas que se pueda, con multitud de actos sectoriales, en territorios, en pequeños grupos, intentando dialogar y no tanto pedir el voto de manera activa. Porque la ciudadanía tiene una cierta desafección por la política, porque no se la escucha, se la convoca solo a votar.

Aunque dice que no quieren pedir directamente el voto, le pido tres razones concretas para que los sevillanos elijan la papeleta de Sumar.

Sevilla tiene unos índices de pobreza, desigualdad, desempleo y precariedad de los más altos de España. Una razón es obvia: las políticas de Trabajo lideradas por Yolanda Díaz han mejorado la vida de los sevillanos y de todos los españoles. Pensiones, subida del salario mínimo interprofesional, estabilidad en el empleo en sectores como el sector servicios, que es hegemónico en la estructura económica de Sevilla. Es decir, sabemos gobernar para la mayoría. Segundo, tenemos un proyecto político no para cuatro años, sino para diez, de mejoras en políticas sociales, trabajo decente, propuestas muy concretas para sectores muy vulnerables, jóvenes y mujeres. Por ejemplo, la reducción de la jornada laboral y la herencia universal. Tenemos que pasar del Estado de malestar, que es lo que hemos tenido en España, a un verdadero Estado de bienestar como modelo de referencia, como el nórdico. Y tercero y fundamental, tienen una garantía que no tiene ninguna formación política, que es Yolanda Díaz y las gentes que componemos Sumar. Lo que decimos lo hacemos, lo que proponemos lo llevamos a la práctica y esa es una diferencia sustancial en campañas en las que se plantean todo tipo de propuestas de saldo. Por eso el voto a Sumar es decisivo. No pedimos el voto útil, pedimos el decisivo, porque si tenemos esa fuerza política para establecer agenda de Gobierno, lo vamos a llevar a efecto y vamos a cumplir, como hemos hecho.

Dicen que estas elecciones van de mejorar la vida de la gente. ¿Qué medidas concretas proponen para paliar a corto plazo el alza de los precios?

Hay medidas concretas sobre la subida del euríbor y la hipoteca, ayudas para favorecer a las familias. Con la excepción ibérica hemos mejorado notablemente y tenemos los mejores indicadores de la Unión Europea, pero queremos intervenir en la distribución de la alimentación y la cesta de la compra para que las grandes distribuidoras no se beneficien de manera ventajista en una crisis como la que se ha generado con el conflicto en Ucrania. También regulación de las energéticas para que el precio de la luz no perjudique la economía doméstica. Tenemos un proyecto muy concreto y es que el poder adquisitivo de los trabajadores de las clases populares no se agote el décimo día del mes.

¿Y si hablamos en concreto de la provincia de Sevilla?

Creo que tenemos que cambiar la matriz productiva. No puede ser que una provincia, ni Andalucía en general, dependa del turismo y del sector servicios. Necesitamos hacer una política industrial, invertir y reforzar el sector agroindustrial, que es un sector de futuro. Y evidentemente la transición ecológica. Hemos tenido en Sevilla y Andalucía empresas, investigadores e ingenieros medioambientales que han estado a la vanguardia del conocimiento. Y ese conocimiento hay que ponerlo en valor, como la economía social.

La propuesta de una herencia universal ha generado polémica al no tener en cuenta el nivel de renta familiar. ¿Puede explicarlo?

Todo derecho básico, como la salud y la educación, tiene por definición que ser universal. Nadie cuestionaría que la Universidad pública sea gratuita y que se beneficien de ello las rentas altas. Con la herencia universal acometemos problemas graves que tiene la sociedad española. Los jóvenes tienen un problema de inserción, de desarrollo de futuro, de ilusión, y hay que crear ventanas de esperanza. Aquí no se asigna automáticamente un cheque regalo cuando nace un niño, hay un proyecto de acompañamiento, de política pública, de formación, para que los jóvenes de los barrios pobres tengan la posibilidad de proyectar con un capital su proyecto de vida. Se está explicando como si saliera del presupuesto público y no es así. Se va a gravar a las grandes fortunas, con una visión redistributiva. Es una solución muy integral, de propuestas que se vienen debatiendo desde los años 90 en el tema de la renta básica universal, que al final vamos a tener que asumir para que haya condiciones de vida para todos. Nosotros nos consideramos una fuerza de la vida y de la libertad y tener una herencia universal permite a jóvenes que no tienen libertad, porque están determinados por la necesidad, construir su proyecto de vida.

¿Qué otras medidas proponen para que Sevilla deje de tener los barrios más pobres de España?

Si hablamos de los Barrios Hartos y de la situación que están viviendo con el suministro eléctrico y los apagones, somos partidarios de una regulación de los operadores del sector hidroeléctrico, tenemos que tener un operador público, igual que hemos defendido históricamente la banca pública, porque es la garantía de que los tipos de interés y las condiciones que establecen el oligopolio bancario o el eléctrico no se impongan sobre los ciudadanos. Hay que dignificar estos barrios con infraestructuras y equipamientos. Descentralizar la administración pública implica también pensar en estos barrios. Un plan estratégico de Sumar tiene que ver con mejorar la vida de la gente, con la justicia y la igualdad social, y políticas muy activas para que tengan recursos. Tenemos que ir a un modelo distinto. La administración debe modernizarse.

¿Para cuándo infraestructuras imprescindibles que llevan años de retraso en Sevilla?

Tenemos propuestas para la mejora del sistema de transporte público, porque es necesario para la movilidad, pero también es una forma de bienestar indirecto que el ciudadano percibe. Uno de los problemas de la pobreza es la movilidad. La primera manifestación de la exclusión es la inmovilidad social, la imposibilidad de desplazamiento en la urbe. Tenemos un programa de transporte sostenible desde el punto de vista del cuidado del medio ambiente, de fomentar la transición energética frente al uso indebido del transporte privado; de recuperación de servicios públicos que están siendo deteriorados, como los de Renfe; y, evidentemente, un proyecto político. El compromiso que asumo es con Andalucía y, en este caso, con un plan andaluz de mejora de infraestructuras, de conexiones interprovinciales, de desarrollo. El Corredor del Mediterráneo, el Puerto de Algeciras, que podría ser el principal de Europa… Vamos a exigir esas infraestructuras estratégicas. Y la descentralización de equipamientos del Estado. Necesitamos que la descentralización sea más integral. Esta idea de concentrar todo en Madrid no es ni sana ni saludable ni tampoco necesaria.

¿Cree que Andalucía tiene la suficiente voz en el Congreso?

Actualmente no, pero Sumar Andalucía va a tener voz y agenda andaluza que va a plantear en el Congreso. Empezando porque es la única candidatura de todas las que se presentan en el espacio andaluz netamente andalucista. Nosotros tenemos varias señas de identidad: ecologista, feminista y también andalucista. Por tanto, vamos a pedir tener una agenda andaluza con todos los diputados y vamos a plantear programáticamente tanto en los acuerdos de Gobierno, si hay coalición, como en los debates parlamentarios, iniciativas legislativas pensando en clave andaluza. Por tanto, va a haber voz andaluza y va a ser la primera vez que se plantearán debates desde la perspectiva y necesidades que tiene el pueblo andaluz.

Dice que es la única fuerza andalucista, pero está Adelante Andalucía, aunque va por separado ¿Les ofrecieron sumarse al proyecto?

Creo que los procesos tienen que ir madurando y después del 23-J queremos abrir un espacio de articulación con todas las fuerzas que no están todavía incorporadas a Sumar Andalucía, y por supuesto, hablaremos con las compañeras y compañeros de Adelante Andalucía para construir un proyecto de país en esa línea. A partir del 24 esperamos poder tener un espacio de diálogo, de reflexión y de construcción de qué queremos para los próximos tres años en Andalucía, qué cambios, qué transformaciones, qué programa y qué tipo de movimiento político social podemos articular. Confiamos en que sean receptivos y se puedan incorporar al proyecto.

Ha resumido la campaña de Sumar en «sumar, contar, coser y cantar». ¿Qué significa?

Sumar, porque más allá del acuerdo entre los 15 partidos a nivel estatal, pretendemos un proceso de construcción. Y, aparte de escuchar, vamos a ir sumando gente, todas esas sensibilidades que necesitan un referente político. Contar, pero no cuentos, porque estas campañas sirven para contar muchos cuentos. Nosotros vamos a contar lo que vamos a hacer, con una diferencia, que lo que decimos, lo hacemos. Coser, porque es una imagen de la que tenemos que aprender de nuestras madres andaluzas en los patios, conversando en común, tejiendo. Esa imagen nos representa porque vamos a ir estableciendo vínculos con los sectores sociales, sindicatos, la economía social, movimientos feministas, ecologistas. Y cantar, porque somos de la pedagogía de la esperanza, estamos ilusionados, vamos a mejorar las condiciones de vida de la gente, vamos a ganar, a tener un proyecto histórico para una década. Hay que cantar porque no podemos construir un proyecto de esperanza si no es con la música del corazón, de la cabeza y de la inteligencia, y eso es construir lo común. Somos una fuerza de la vida y de la alegría. No podemos cambiar la vida sin alegría.

El latinoamericanista y comunicólogo Francisco Sierra llegará al Congreso de los Diputados de España por el movimiento Sumar de Sevilla

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El latinoamericanista y cientista social especializado en Comunicación, catedrático de la Universidad de Sevilla y dilecto colaborador de nuestra plataforma interactiva www.cronicon.net, Francisco Sierra Caballero, fue seleccionado por la líder del movimiento de izquierda Sumar, la vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz Pérez, para que sea el número uno de esta formación en representación de la capital andaluza al Congreso de los Diputados en las elecciones de este 23 de julio.

Con una clara identidad andalucista y unos componentes plurales con los que, afirma, “venimos para ganar”, Sierra Caballero explica que su campaña se puede resumir “en sumar, contar, coser y cantar”.

“Sumar”, ha explicado, “porque estamos ampliando la base electoral y ciudadana que está respaldando propuestas de las fuerzas de la izquierda. Contar porque no vamos a contar cuentos, vamos a hacer lo que decimos y decimos lo que vamos a hacer”.

En declaraciones periodísticas el catedrático universitario destacó la coherencia política y el rol desempeñado por la vicepresidenta Yolanda Díaz en cuestiones sustanciales relativas a derechos laborales y conquistas sociales para solidificar el Estado de bienestar.

“Vamos a contar lo que es necesario para el país, en este caso, para Sevilla y Andalucía. Coser o tejer porque no estamos en un momento para retrocesos históricos, por eso vamos a tener que tejer en los territorios, los pueblos de Sevilla, las alianzas y los vínculos con la con la ciudadanía”. Y, por último, señaló, “venimos a cantar, somos la propuesta de las pasiones alegres porque somos una propuesta que suma con alegría y venimos aquí a cambiar la vida, a cambiar la realidad de la gente”.

El liderazgo intelectual y político de Sierra Caballero se destacó al ser uno de los promotores del denominado “Manifiesto 28F”, una intención de principios impulsando la unidad de la izquierda andaluza para avanzar en un proyecto político sólido de carácter progresista que apueste abiertamente por la confluencia del movimiento Sumar como “la mejor herramienta”  que permita promover “la transformación” que necesita la comunidad del sur de España.

En el contexto de su plataforma político-ideológica defiende una propuesta de transición energética avanzada ante “una situación de alerta climática”; otro modelo de régimen laboral, con “una reducción de jornada sin pérdida de salario”, ya que “queremos crear empleo, pero empleo digno y también una vida digna de ser vivida”.

Defiende la importancia de “propuestas sobre los ejes estratégicos de lo que va a componer el papel de Andalucía, el encaje para la cohesión territorial como los bonos para vivienda, de posibilidad de desarrollo para los jóvenes, la alternativa de futuro para las mujeres de políticas de igualdad, justicia y de derechos”.

Destacado experto en comunicación y riguroso analista político

Nacido en la localidad de Gobernador, en los montes orientales de Granada (Andalucía, España), Sierra Caballero sostiene que vive para dos de sus pasiones: la Comunicología y América Latina.

Es un amplio conocedor de la historia latinoamericana y riguroso analista de su coyuntura política. La intensa actividad académica e investigativa que desarrolla lo ha llevado a estrechar nexos con varios países de la región como México, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Brasil, Venezuela, Cuba, entre otros.

Se ha destacado por respaldar de manera categórica en sus ensayos y artículos periodísticos a los denominados gobiernos progresistas latinoamericanos, particularmente en el último año, ha relievado la gestión del presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego.

Catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla, donde dirige además el Departamento de Periodismo I y columnista de varios medios digitales, este aplicado investigador es un referente intelectual en el ámbito del área social en que trabaja por la importancia y alcance de sus aportes.

Es autor de relevantes ensayos sobre comunicación, política, cambio social y emancipación y ha coordinado equipos internacionales de estudio para la Comisión Europea y para el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo de España.

Entre sus últimos trabajos bibliográficos se destacan Introducción a la Comunicología, una obra en la que aborda, de manera crítica y panorámica, el ámbito de la mediación social y el papel que juega la comunicación en la propia conformación de la sociedad; Marxismo y Comunicación. Teoría crítica de la mediación social; y en 2019 coordinó la edición del libro Teoría del valor, comunicación y territorio (Siglo XXI España).

Con la llegada de Sierra Caballero al Congreso de los Diputados de España, Latinoamérica ganará un aliado y particularmente los sectores progresistas un destacado exponente y solidario compañero de lucha por la emancipación de los pueblos.

 

“Sumar, contar, coser y cantar”: Sierra presenta en Sevilla un proyecto político “para ganar un país”

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Rodeado del resto de la candidatura, el catedrático de Teoría de Comunicación de la Universidad de Sevilla y número uno de Sumar por Sevilla al Congreso de los Diputados, Francisco Sierra, ha presentado una candidatura al 23J “con una clara identidad andalucista y unos componentes plurales” con la que, afirma, “venimos para ganar”. Sierra ha atendido a los medios en la capital andaluza, en la Torre de los Perdigones, y ha trasladado el mensaje de que se llevarán el gato al agua porque se trata de una “alternativa plural y de progreso para Andalucía y para Sevilla”. “Digamos que nuestra campaña se puede resumir en sumar, contar, coser y cantar”, ha defendido Sierra.

“Sumar”, ha enumerado, “porque estamos ampliando la base electoral y ciudadana” que además, “están respaldando estas propuestas de candidatura de las fuerzas de la izquierda”. “Contar” porque “no vamos a contar cuentos, vamos a hacer lo que decimos y decimos lo que vamos a hacer”. Además, ha defendido que “esa coherencia ya se ha traducido por parte de la vicepresidencia del Gobierno en cuestiones sustanciales de derechos laborales y de conquistas del Estado de bienestar”. “Vamos a contar lo que es necesario para el país, en este caso, para Sevilla y Andalucía”, ha remachado

Sierra ha hablado de que necesitan también “coser” o “tejer” porque “no estamos en un momento para retrocesos históricos, por eso vamos a tener que tejer en los territorios, los pueblos de Sevilla, las alianzas y los vínculos con la con la ciudadanía”. Y, por último, “venimos a cantar, somos la propuesta de las pasiones alegres” porque “somos una propuesta que suma con alegría y que venimos aquí a cambiar la vida, a cambiar la realidad de la gente”.

“Un proyecto político contundente”

Francisco Sierra ha demostrado “confianza plena” en el proyecto político con el que se presentan al próximo 23J. Defienden una propuesta de transición energética avanzada progresista ante “una situación de alerta climática”. Otro modelo de jornada laboral, con “una reducción de jornada sin pérdida de salario”, ya que “queremos crear empleo, pero empleo digno y también una vida digna de ser vivida”. Así como también ha defendido la importancia de “propuestas sobre los ejes estratégicos de lo que va a componer el papel de Andalucía, el encaje para la cohesión territorial”. “Estamos hablando de bonos para la vivienda, de posibilidad de desarrollo para los jóvenes, la alternativa de futuro para las mujeres de políticas de igualdad, de Justicia y de derechos”, ha concluido.

Engracia Rivera, número dos de la candidatura, también presente en esta charla con los medios, ha defendido que desde Sumar vienen a “hacer frente a los que quieren que retrocedamos y perdamos derechos” por lo que, ha continuado, “lo más importante para nosotros y nosotras ahora mismo es poner la vida en el centro, así como los derechos sociales de la mayoría”.

Isabel Franco Carmona, diputada en el Congreso por Unidas Podemos y ahora número 3 en la lista de de Sumar, ha querido agregar que son “un proyecto amplio” que tiene “las manos abiertas para toda la ciudadanía, para todas aquellas personas que tengan ilusión por cambiar las cosas”.

“Esta campaña no es tanto de hablar como de escuchar”

Sierra, preguntado por la prensa, ha resaltado que Sumar busca rearticular el voto que “no ha estado activo en las municipales” y, para ello, han defendido que la campaña “no es tanto de hablar como de escuchar”. Ha prometido ir a conversar con las asociaciones vecinales, organizaciones de trabajadores, asociaciones de vecinos y todos los sectores del territorio posibles.

Por último, espera hacer a los ciudadanos copartícipes de su proyecto “para que se sientan protagonistas del cambio”. “Ese es nuestro objetivo y en eso vamos a estar trabajando, en la cultura del diálogo”, ha defendido Sierra.

Sumar espera un «respaldo amplio electoral» en Andalucía el 23J para su candidatura con «clara identidad andalucista»

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Sumar se ha presentado este martes en Sevilla como una «candidatura plural, feminista, ecologista, con clara identidad andalucista», que confía en lograr un «respaldo electoral amplio» tanto en dicha provincia como en el conjunto de Andalucía en los comicios generales del próximo 23 de julio.

Leer más: https://www.europapress.es/andalucia/noticia-sumar-espera-respaldo-amplio-electoral-andalucia-23j-candidatura-clara-identidad-andalucista-20230627121830.html

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